Expectativas para el nuevo año
¿Hay que escribir objetivos para el 2025?
Hablemos de los objetivos y las expectativas para el nuevo año.
Ya se que estoy un poco tarde y que quizás ya le diste vueltas a este tema.
Se que estuvo de moda mucho tiempo el “Nuevo año, nueva vida” o “New year, new me”, un lema que nos genera la expectativa de que tenemos que cambiar drásticamente nuestros “malos” habitos a partir del primero de enero. En enero, segun este criterio, nos convertiriamos en una version mejorada de nosotras mismas: equilibradas, motivadas, potenciadas, inspiradas, fantásticas, magníficas.
La pregunta es: ¿Para quién hariamos estos cambios? ¿Es algo que deberiamos hacer o es algo que queremos hacer?
No creo que este mal pensar en objetivos, pero más que nada porque nos hace reflexionar un poquito sobre nuestra vida, sobre el año que vivimos y lo que buscamos a futuro. La pregunta ¿Qué quiero para el año que viene? Suele ser un poco fuerte, más que nada si hace mucho no pensás ¿Qué quiero? y también ¿Qué estoy haciendo para acercarme a eso que quiero? Creo que por eso muchas veces evitamos hacer resoluciones de fin de año, porque es dificil frenar el frenesí de todos los días, salir del piloto automático y hacernos preguntas incómodas.
Cuesta porque el piloto automático nos da la sensación de cierto control. Muchas veces no sabemos muy bien a donde vamos ni si queremos ir ahí, pero seguimos. A veces sentimos que estamos en una rutina constante y seguimos con ella, pero no nos frenamos a preguntarnos si es la rutina que queremos. Simplemente continuamos. Por eso, creo que el lado positivo de fin de año, en el mejor de los casos, es que nos da la posibilidad de bajar los pies a la tierra por un rato. Poder conectar con nosotras mismas y nuestros deseos y nos permite poner en perspectiva lo que queremos y lo que nos gustaría hacer. Conectar con nuestros deseos, pensar en objetivos futuros, Nos puede dar el lugar para pensar en algo que nos gusta y nos entusiasma.
Digo en el mejor de los casos, porque muchas veces en vez de generar el efecto de pies sobre la tierra, genera el efecto contrario “volar en una nube de pedos” la llamaría. Y es ahí cuando en vez de pensar en lo que nos gustaría haccer y pensar en los pasos intermedios, para acercarnos paulatinamente a eso que queremos, hacemos lo contrario: Establecemos objetivos inalcanzables, hiperexigentes y dañinos. Creemos que si no hicimos gimnasia en todo el año, en enero tenemos que empezar a ir tres veces por semana al gimnasio. Que si este año no leimos ningún libro tenemos que leer al menos uno por mes. Pero, ni siquiera nos preguntamos ¿De quién es este objetivo? ¿En pos de qué lo estoy persiguiendo? ¿Por qué quisiera alcanzar esto? ¿Cómo me sentiría si consigo esto?
Estas son preguntas claves para no perdernos en el caos de las expectativas ajenas. Para no perder nuestra propia brújula interna que nos marca lo que nos gusta y lo que no (a nosotras, no al resto del mundo) Y también para intentar no ser muy autoexigentes con las propuestas, no te olvides que más allá de que hay una importancia del nuevo año, el primero de enero no es tan diferente al 5 de febrero o al 30 de diciembre.
¿Qué pensas? ¿Cuáles son las cosas a las que querés acercarte el año que viene?
En mi caso, el año que viene, me propongo encontrar alegría en lo cotidiano; Permitirme conectar con lo que me gusta y me entusiasma y darle un lugar a eso en mi rutina; Acercarme paso a paso, poquito a poquito, a mis sueños. Y tambien, por que no, poder recalcular, cambiar de opinion, probar cosas nuevas y sorprenderme. ¡Y te deseo lo mismo a vos!
Te mando un beso y nos vemos el año que viene,
Toni