el analista
Al analista no hay posibilidad de creerle porque no dice ninguna verdad. No explica qué hicimos o deberíamos hacer. No usa muchas palabras, ni explicaciones. Nos confronta con eso que decimos. Más particularmente con eso que decimos que no queríamos decir, pero nos salió así. El analista hace ver, muestra algo. Es muy diferente a explicar.
Al principio me costó entenderlo, verlo y más que nada, practicarlo. Cuesta ponerlo en juego porque es antinatural. Es contrario a lo que hacemos todos los días, que es interpretar lo que nos dicen a partir del sentido común. En el análisis lo ideal es no caer en el juego de entender lo que el analizante nos dice a partir del sentido común, porque no se trata del sentido común, si no del sentido particular y aún más, de lo que no tiene que ver con el sentido. Y al ser tan distinto al dia a dia, que llenamos nuestros discursos de conversaciones, explicaciones, ideas, sospechas, confabulaciones, implica un esfuerzo de hacer algo distinto.